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Horribles revelaciones sobre la guerra del Golfa

Armas radioactivas contro el « enemigo iraqui »

   

 

traducción del Monde diplomatique, avril 1995

  

 

 

MAS de cuatro años después del final del conflicto del Golfo, el bloqueo USA mantenido contra Irak produce cada dia nuevas victimas, en medio de la indiferencia general. Lo que aun se desconoce más, es que las armas utilizadas durante aquella «guerra limpia » siguen matando. Se sabe ahora que habia uranio empobrecido en ciertas municiones utilizadas por primera vez en el campo de batalla : el polvo, producido cuando aquellos proyectiles golpeaban e incendiaban los vehiculos, era radioactivo y muy toxico. Numerosos civiles que recogieron cartuchos utilizados sufren graves deficiencias. Estas revelaciones dan un cariz inquietante a las guerras que Occidente podría planear en el futuro en el tercer mundo.

 

POR NAIMA LEFKIR-LAFFITTE Y ROLAND LAFFITTE


Durante la guerra del Golfo, los militares iraquies no salian de su asombro cuando veian sus tanques T-72 destruidos por proyectiles muy rapidos anzados sobre todo por los cañones de los M1A1 Abrams, cuyo alcance era superior en mas de 1 000 metros al de los suyos. No sabían aun que las tropas norteamericanas utilizaban municiones de uranio empobrecido. Desde los años 70, la industria emplea el uranio empobrecido (UA) por su resistencia y su gran densidad. Pero era la primera vez que se hacia uso de municiones de este tipo en el campo de batalla. El Sr. William M. Arkin, presidente del Instituto para la ciencia y la seguridad internacional de Washington, estima en 940 000 el numero de cartuchos de 30 mm con 300 gramos de uranio empobrecido cada uno disparados por los aviones A-10 Thunderbolt y en 4 000 el numero de obuses de 120 mm de 1 kg lanzados por los tanques, lo que permite evaluar en 300 toneladas el conjunto de este uranio lanzados sobre Irak y Koweït (1). Oficialmente, la toxicidad del uranio empobrecido es debil: quimicamente, es un veneno comparable a los otros metales pesados como el plomo ; en cuanto a su toxicidad radiologica, corresponde a la mitad de la del uranio natural. Tomar precauciones elementales debería ser suficiente para prevenir riesgos de ser alcanzados por exponerse a los obuses o a las municiones. No obstante, la publicacion, en noviembre de 1991, de un informe confidencial sobre la guerra del Golfo por la Autoridad británica de control de la energia atomica en el gobierno deja una duda seia sobre esta serenidad: « Hay ciertos lugares, se puede leer en este documento, donde se han lanzado suficientes salvas para que la contaminacion de los vehiculos y del suelo exceda los limites permitidos y presente un riesgo tanto para los equipos de limpieza como para la poblacion local (...). Seria imprudente quedarse a proximidad de grandes cantidades de UA durante largos periodos de tiempo, y esto concierne evidentemente a las gente que recogen este metal pesado y lo guardan(2). » El informa subraya tambien que el mayor peligro proviene del polvo de uranio producido cuando los proyectiles impactan e incendian los vehiculos. Si la particulas son inhaladas, pueden producir « una dosis inaceptable para el organismo ». En el momento del impacto, una gran proporcion de la masa del metal se transforma en aerosol cuyas finas particulas, livianamente transportadas por los vientos, son facilmente absorvidas, chimicamente toxicas para los riñones y radiologicamente peligrosas para los pulmones. Cuando evocaban la amenaza para las poblaciones, fundamentalmente para las ciudades de Bassorah y de Koweït, los expertos britanicos estimaban en 40 toneladas el uranio empobrecido utilizado, une cantidad bien inferior a la realidad. Desde mayo de 1991, el doctor Siegwart-Horst Günther encontró en el borde de la autopista Bagdad-Amman proyectiles del tamaño de un puro, que llamaron su atención por su peso inhabitual (3). Es en esta region donde las columnas de refugiados y de transportes habian sufrido los ataques de aviones A-10.  Mas tarde, cuenta el doctor, hallandome en Bagdad en julio de 1994, llegue a ver niños jugando con estos proyectiles. Una niña pequeña que tenia doce de ellos, murio de leucemia. Uno de estos proyectile analizado en Alemania presentaba una tasa de radiacion de 11 microsievertes por hora, una dosis bastante débil (4). Sin embargo, el proyectil fue cogido por la policia alemana y, por denuncia de las autoridades judiciales de Berlin, el doctor Günther fue condenado el 15 de enero de 1994 a una multa de 3 000 marcos por « puesta en circulacion de materiales radioactivos peligrosos para la salud ». El profesor Günther se alarmó rapidamente por el número elevado de niños irakies hospitalizados que presentaban sintomas como perdida de cabello, sangramientos y, hecho aun mas inquietante, vientres hinchados atribuidos a un desarreglo del higado y de los riñones; se sorprendio asimismo por el numero de pacientes, la mayor parte originarios del Sur afectados por leucemias y canceres. ¿Estaban ligados a la toxicidad quimica y radiologica de las municiones con uranio empobrecido? Al principio, los medicos iraquies eran extremadamente reacios frente a una tal hipotesis. Pero la generalización de los casos ya citados y de malformaciones de nacimiento condujeron, el 13 de enero de 1995, a la representacion iraqui en las Nacionnes Unidas a dirigir una nota al Comite Internacional de la Cruz-Roja para protestar contra el uso de estas armas. En los Estados Unidos, desde 1991, antiguos combatientes de la guerra del Golfo afirmaban que padecian fatiga, perdida de memoria, dolores, caida de cabello, e problemas intestinales y cardiacos. Según ellos, estos sintomas « eran causados por el contacto con productos contaminantes ligados a la guerra como el humo del petroleo, pesticidas, (...) radiaciones provenientes de armas de UA ». Estos males fueron llamados « sindrome de la guerra del Golfo ». El doctor James Holsinger, sub-secretario de salud en el Veterans Affairs Department, tuvo que reconocer, en junio de 1993, que antiguos combatientes del Golfo sufrian « enfermedades desconocidas » (5). Un programa emitido en febrero de 1994 en la cadena NBC (6) presentó dos casos de contaminación probable por el UA. El primero es el del sargento Daryll Clark, quien explica como su grupo se encontraba cerca de los carros de combate iraquie cuando los A-10 los destruyeron con obuses de 30 mm. Su hija pequeña nació despues de la guerra con angiomas y ausencia de tiroides que, según los medicos del ejercito, podrían ser debido a la exposicion del soldado al UA. El segundo caso es el de la enfermera Carol Picou, cuyo grupo médico fue igualmente expuesto al humo proveniente de esos tanques iraquis. Para su médico, el doctor Thomas Calendar, especialiste en exposiciones a las subtancias toxiques et a las radiaciones, su caso presentaba una similitudmuy grande con los de personas que habian ingerido productos radioactivos. En respuesta a esta campaña, el ejercito americano tuvo que reconocer que el uraniu empobrecido podía presentar peligros. Le fue imposible ocultra a la opinion publica que habia repatriado 29 vehiculos alcanzados por disparos fratricidas para descontaminarlos en el territorio de los Estados Unidos y que 35 soldados habian estado entonces expuestos a las radiaciones. En respuesta a un estudio hecho por el General Accouting Office, un organismo de control del Congreso, el ejercito tuvo que confesar finalmente que no se habian tomando suficientes precauciones en cuanto al uso de esas armas (7). El Congreso voto en 1994 un credito de 1,7 millones de dolares para estudiar los efectos a largo plazo de la exposicion al UA en los campos de batalla. Esta encuesta, cuyos resultados no seran conocidos ante de 1999, no concernira mas que los soldados contaminados por los disparos fratricidas o por la manipulacion de artefactos o municiones (8). Excluye e los que pretenden haber sido contaminados por el incendio de los  tanques iraquies, como es el caso de Daryll Clark o de Carol Picou, a quien se le concedio la jubilacion anticipada en agosto de 1993 con una incapacidad del 70 %, sin habersele practicado ningun examen medico por envenenamiento quimico o radiologico (9). Además, esta encuesta se encarga a instituciones que trabajan por cuenta del ejercito sin control exterior ni contrainformes posibles, lo que limita considerablemente su credibilidad. Para el general francés Pierre-Marie Gallois, la utilisacion del uranio empobrecido es « una monstruosa imbecilidad militar » : « Los Americanos no han reflexionado sobre las consecuencias. Queriendo hacer ses municiones más eficaces, han actuado como aprendices de brujo (10). » Sin embargo, los peligros del uranio empobrecido habian sido ya hechos publicos. Desde 1979, a raiz del descubrimiento accidental de UA en los filtros de aire en el perimetro de control de una fábrica de la National Lead Industries (NLI) près d'Albany, se pidió una investigación al Knolls Atomic Powers Laboratory de Schenectady. ¡Se fabricaban municiones de 30mm copn unranio emprobrecido para el ejercito norteamericano! Como seguia sobrepasando el limite de emisión ^× una radiactividad equivalente a la producida por 387 gramos de uranio empobrecido ^× prescrito de 150 microcurias por mes y que podía presentar un riesgo para las zonas residenciales vecinas, la fabrica tuvo que cesar su produccion en 1980 antes de ser cerrada en 1983 (11). Como participó en esta investigación, el profesor Leonard Dietz multiplicó desde 1991 las gestiones para dar a conocer los peligros de esas armas. En una carta a Chemicals & Engineering News, escribió. « Si las autoridades del Estado de Nueva York se han preocupado por una emision mensual de radiaciones equivalente a la de las particulas emanadas por uno o dos proyectiles de uraniu, como es posible que el gobierno norteamericano no se preocupe por los efectos de decenas de miles de proyectiles lanzados en algunos dias de guerra (12) ? » No obstante, la guerra du Golfo estimuló la fabricacion de esos proyectiles en los Estados-Unidos, otros pasíses se han interesado por su fabricación ^× el Reino-Unido, Rusia, Alemania y Francia (13) ^× y otros por obtenerlos, como Israel, Arabia Saudi, Egipto, Koweit y Pakistan (14). Es pu es dificil de imaginar un nuevo conflicto, en el que hubiera tanques implicados, que puediera desarrollarse sin la utilizacion masiva de uranio empobrecido... Como señala el general Gallois, « la guerre de carros de combate esta moralmente admitida; si se equipan estos carros con tales municiones, eso querra decir que la guerra quimico-nuclear esta de ahora en adelante admitida moralmente, que la contaminacion por radioactividad se convierte en normal ».

 

NAIMA LEFKIR-LAFFITTE ET ROLAND LAFFITTE.



    1.. William M. Arkin, « The desert glows with propaganda », Bulletin of
Atomic Scientist, mayo 1993.


    2.. Informe citado por Nick Cohen, « Radioactive waste left in Gulf by allies », dans The Independent on Sunday, 10 noviembre de 1991.

    3.. El doctor Siegwart-Horst Günther, profesor de enfermedades infecciosas y epidemiologie, es presidente de la Cruz-Amarilla international, una ONG especializada en la ayuda a los niños.

    4.. Esa tasa no es enorme, pero basta la exposición de la niña en cuestion durante ocho horas a su paquete de 12 proyectiles para sobrepasar la dosis maxima admitida de 1 milisievert/año.

    5.. International Herald Tribune, 11 junio de 1993.

    6.. « Dateline », NBC TV, el 22 de febrero de 1994.

    7.. General Accounting Office, Operation Desert Storm : Army Not Adequately Prepared to Deal with Depleted Uranium Contamination, enero de 1993.

    8.. The New Mexico Progressive Alliance for Community Empowerment & The National Depleted Uranium Citizens' Network of the Military Toxics Project, Friendly Fire : The Association between Depleted Uranium Munitions and Human Health Risks, bajo la direccion de Damacio A. Lopez, Sabattus, noviembre de 1994.

    9.. « Dateline », op. cit.

    10.. Pierre-Marie Gallois, general de brigada (CR), autor principalmente del Livre noir sur la défense, Payot, Paris, 1994.

    11.. Cf. « Some consequences of Using Depleted Uranium Metal », intervention de Leonard Dietz au Forum de Jonesborough, Tennessee, el 12 de  noviembre de 1994. Evoca el testimonio escrito del doctor Carl Johnson, uno de los principales investigadores del National Cancer Institute, según el cual, en 1982, es decir, dos años después del cese de actividades ,  « ciertos trabajadores de la fábrica de NLI presentaban cpncentraciones de uranio en la orinales urines correspondant à une émision de 30 picocuries par litre ».

    12.. « Uranium Health Hazards », Chemicals & Engineering News, 4 février 1991, vol. 69, 5.

    13.. La France produit bien des obus en uranium appauvri. Cf Bruno Barrillot, « L'utilisation militaire de l'uranium appauvri en France », Damoclès, Lyon, no 61, 2e trimestre 1994.

    14.. Citizen Alert & alii, Uranium Battlefields Home and Abroad : Depleted Uranium Use by the U. S. Department of Defense, Reno, mars 1993. de L'Irak sous le déluge, Éditions Hermé, Paris, 1992.

 

 

 

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